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Un maestro que sigue dando cátedra a los 90

Publicado en por Polimodalitos

El ingeniero Jorge José Cassanello aún da clases en un colegio secundario

Acaba de cumplir los 90 y en medio de una rutina en la que se mantiene actualizado vía internet varias horas al día y que incluye, además, dos visitas semanales al gimnasio, da clases para 4º y 5º año del secundario del San Vicente de Paul. Ingeniero civil, mecánico y eléctrico, con un posgrado en petróleo de la UBA, Jorge José Cassanello es el “profe” que le enseña a los chicos del colegio del barrio Hipódromo cómo funcionan las máquinas.

Él asegura que no hay claves ni secretos de la fórmula que le permite seguir “en carrera” después de más de 70 años de ejercicio de la docencia. Trabajó toda la vida, y mucho, y en esto de conservarse firme al frente de una clase lo guía la pasión, primero por el conocimiento, y después, por la docencia. “Me gusta informar a los alumnos - dice con humildad - lo poco que sé. Yo no me puedo quedar con eso que aprendí; alguien lo tiene que recoger y me alegra que sean los 20 ó 30 estudiantes que tengo por curso quienes lo recojan y lo aprovechen”.

Hijo de un matrimonio de inmigrantes italiano, con los estudios primarios en el San Luis y egresado del industrial Albert Thomas, Cassanello siguió la carrera de Ingeniería en la facultad de la Universidad Nacional de La Plata - UNLP -. Se formó, en esa unidad académica, con profesores por quienes aun hoy se le infla el pecho de orgullo al nombrarlos como sus maestros. “Pascual Pezzano, uno de los fundadores de la Universidad Tecnológica Nacional, fue uno de ellos”, recuerda.

Cassanello es jubilado por partida doble. Por un lado, trabajó en la industria, como ingeniero, durante casi 50 años. Primero en la textil Ducilo del polo fabril de Berazategui y luego en la refinería de YPF, en Ensenada.

Era muy joven y quiso empezar a transmitir a las generaciones que lo seguían lo que ya sabía de mecánica y electricidad. “No soy profesor. Soy docente habilitado por la Provincia y por la Nación”, aclara a la vez que evoca aquellos años de debut en la educación, en la Técnica ensenadense. “Fue el 1º de septiembre de 1945 y desde entonces no paré más de enseñar”, resalta. Es que también dictó mecánica y herramientas durante décadas en la nocturna del Albert Thomas y la Técnica 1 - de 7 y 33 -. De esa tarea se retiró formalmente, pero igual siguió enseñando. Eso es porque, según explica, “la docencia es la única actividad en la que se puede continuar trabajando después de jubilarse”.

Con un espíritu que, se advierte en la primera impresión, derrocha entusiasmo, y protagonista de una vida en la que lo laboral le demandó horas y horas de sus días, cuenta que “llegaba a mi casa a las doce menos cuarto de la noche y a las cinco y media de la mañana me levantaba para empezar el día”.

“Me gusta informar a los alumnos lo poco que sé. Yo no me puedo quedar con eso que aprendí y me gusta que sean los 20 o 30 estudiantes que tengo por curso quienes lo recojan”

No obstante su dedicación a la Ingeniería y la enseñanza, consolidó una familia junto a su mujer, Teresita, con quien tuvo dos hijos, Jorge y Carlos. También se hizo de un tiempo libre y proyectó su propio hogar, en una planta superior de la esquina de diagonal 74 y 46, donde reside en la actualidad.

EN LAS AULAS

Aunque es un incorregible estudioso, en el momento de pararse frente a sus alumnos no quiere saber nada de hacerlo desde la teoría. El prefiere lo práctico, lo tangible, el campo, remarca. Busca, en cada clase, que los chicos puedan observar “in situ” la complejidad de los funcionamientos mecánicos y eléctricos. Por eso le fascina estar con ellos en el taller, ya que, subraya, “es ahí donde se aprende verdaderamente”.

Este profesor de dilatada trayectoria no encuentra grandes diferencias entre los jóvenes de ahora y los alumnos de antaño. “Cuando el chico ve que el profesora sabe, lo respeta, y eso siempre va a ser así”, asegura.

Pero Cassanello no sólo dicta clases en el colegio. Mientras piensa en el futuro de sus estudiantes despunta el gusto por la ingeniería. En el taller, ese espacio compartido con los alumnos dos veces por semana, proyectó un viscocímetro (aparato para medir fluidos) y bosquejó los planos de una planta piloto para la destilación de petróleo.

Del sistema educativo vigente dice que ve “con tristeza”, por caso, la desaparición de las clases nocturnas en el Albert Thomas, tan características de sus años jóvenes.

Admirador de los “grandes” que hicieron ciencia con descubrimientos revolucionarios, sus referentes máximos son Albert Einstein y Marie Curie. Y ahora, por estos días, en que se le sumaron las vacaciones de invierno a una licencia que solicitó a raíz del fallecimiento de su mujer, se pasa el día en busca de material que enriquezca las dos materias que enseña: Tecnología Mecánica (4º año) y Tecnología de Fabricación (5º). “No veo la hora de retomar las clases”, confía.

 

eldia.com

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