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Casi el 30 por ciento de los padres cambiaría de escuela a sus hijos (III)

Publicado en por serale

Para terminar la saga de artículos desprendidos de la investigación de la UCA quiero rescatar un concepto de una mamá:

 

“Si tuviera la posibilidad, mandaría a mis tres hijos a otro colegio (…) se están quedando fuera del sistema. El nivel es bajísimo en comparación con otros colegios privados. Están claramente en desventaja respecto al resto. En las públicas, la enseñanza es Light; los profesores van cuando quieren y por los paros se pierden muchos días de clases (…) en el colegio no hay PC, los profesores nos aconsejan mandarlos a un curso de computación, pero no puedo pagarlos”.

 

Este testimonio de una mamá es un sentimiento generalizado de muchos padres. Ya de entrada tiene un pésimo concepto de la escuela pública y, claro, de sus docentes que “van cuando quieren”. Pero nótese que la falta de PC no es un problema de los docentes, aquí el Estado es el que no invierte para abastecer a las instituciones con suficientes maquinas para que todos los alumnos tengan la posibilidad de tener computación.

 

Pero rescaté el concepto de la mamá más que nada porque me interesa otra cosa. Me interesa la idea “el nivel de estudio es bajísimo”. ¿Por qué? Porque podríamos empezar a hacer un debate con esta idea de la mamá. ¿Primero el huevo o la gallina?

¿El nivel es bajo por qué muchos alumnos no podrían seguir un ritmo pedagógico más intenso? Ó ¿el nivel es bajo por qué los docentes exigimos poco?

 

Coincido, el nivel es bajo en la escuela, pero si elevamos el nivel de exigencia ¿podrán los alumnos seguir el ritmo?. Lo veo constantemente-y sobre todo en primero de polimodalitos-donde hay cursos que comienzan el año con 30-35 alumnos y con una exigencia mínima pasan de año, en promedio, entre 8 y 12 alumnos.

Si la exigencia es un poquito mayor-y sólo “un poquito”-pasarán la mitad de ellos. Y si pasan solamente de 4 a 8 alumnos de todos los cursos no sería viable esta situación, bueno creo yo que no sería viable.….

 

Aquí se plantea un gran debate, por lo menos para mí. ¿Qué hacer? ¿Cómo buscar un equilibrio?. ¿Evaluamos los contenidos dados en clases o los progresos de los alumnos? ¿Qué es lo mínimo que tendríamos que exigir?. Uno de los problemas es que hay muchos alumnos que de pronto se esforzaron pero que aún así no están para aprobar. Y al mismo tiempo si desaprueban son  potenciales desertores. Así, surgen más preguntas:

¿Es preferible que pase aún con menos de lo necesario o que pase ese mismo alumno a formar parte del “ejército de 500.000” jóvenes que solamente en la provincia no estudia ni trabaja?.

 

Hay muchos alumnos en esta situación. Alumnos que en una educación seria no podrían seguir el ritmo pedagógico. Alumnos que al mismo tiempo-uno sabe o sospecha- que si repiten no vuelven al colegio. Alumnos que al mismo tiempo tienen al colegio como único espacio de socialización. Alumnos que afuera del colegio encuentran el ausentismo familiar y estatal.

 

Sí…ya sé que algunos de ustedes pueden pensar que así terminamos solamente conteniendo a los alumnos. Y yo también lo pienso, pero ¿Qué hacemos?.

 

“El nivel de la escuela  pública es bajísimo” dice la mamá.

 ¿Lo levantamos? Bueno, ante esta situación está el otro problema. Porque si lo levantamos hay que ir pensando en cerrar miles de cursos y a pensar en la extraordinaria desocupación docente que se va a crear.

 

De acuerdo, hagámoslos, dirán algunos docentes, “dinosaurios” algunos de ellos con todo el puntaje que estarán seguro de quedarse en el sistema…

 

No dirán muchos novatos sin antigüedad…me quedo sin trabajo!

 

De acuerdo, hagámoslo, dirán los docentes progresistas aún a riesgo de quedarse sin trabajo…

 

No, dirán seguramente el sindicato, tratando de explicar como defiende nuestro trabajo…y de no perder afiliados…

 

De acuerdo, hagámoslo, dirán aquellos que quieren terminar con la ficción del sistema educativo a riesgo de “que pase lo que tenga que pasar”.

 

No, dirán aquellos que “nadan bien en el río revuelto”…

 

¿Qué hacemos?

 

Seguramente todos coincidimos en que la escuela no está adaptada a los tiempos de  hoy, la escuela que hoy tenemos fue pensada como mecanismo para consolidar los nacientes Estados Nacionales a fines del siglo XIX, no para funcionar en los vertiginosos tiempos actuales. La escuela hoy se presenta anacrónica, ¿Y qué hacemos?

 

Si me preguntan a mí les respondo sencillamente: No sé…

 

Quizás arriesgue alguna salida, pero sólo eso. ¿Qué salida?

 

Bueno, como dije en unos de mis primeros artículos allá por Febrero: dinamitar el sistema educativo desde sus bases y no seguir tapando agujeros constantemente. Parche sobre parche no es la solución. Creo que lo primero que hay que hacer es convertir a la política educativa en una verdadera política de Estado a partir de un acuerdo político entre oficialismo y oposición. Luego llamar a un congreso pedagógico donde tengan participación no sólo los “especialistas en educación”, sino también intelectuales de otros campos, donde también puedan participar docentes de base y los sindicatos.

 

Y paralelamente mejorar los índices sociales. De nada sirve construir colegios de tres pisos, con ascensores, con pizarrones electrónicos y nombrar docentes con doctorados si los alumnos siguen en la absoluta pobreza. Hay que brindar la posibilidad de una auténtica posibilidad de inserción social.

 

Pero para esto creo que se necesita otra clase dirigente…¿no?

 

Hasta Pronto

SERALE

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C
y sí, son preguntas sin respuestas, es un callejón sin salida.
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S
Hola, Serale. Se me presentan exactamente las mismas dudas que a vos. Cada vez que "aprieto un poquito las clavijas", desaprueba todo el curso. Y así, los cursos se cierran, con todo lo que ello implica!!!!!!!!!! Con respecto a la informática, justamente hoy pregunté en un curso quién tenía computadora para pasar los trabajos en Word y solo dos alumnos dijeron que tenían; muchos van al ciber para firmar un fotolog, pero no tienen idea de cómo se presenta un T.P. en Word. Muy triste. Saludos.
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